lunes, septiembre 03, 2007

Precio

Una carta a mi yo, que me escribiría desde alguna vida si no estuviera en ésta.
O no.

...Pensabas que sería fácil. Claro, no hay piedra lo suficientemente grande como para frenar tu camino.
No cuando hay voluntad, cuando hay ganas, cuando hay amor, cuando la fuerza viene desde las entrañas.
¿Y qué es fácil? ¿acaso hay algo, de todo lo que vale, que sea "fácil"? ¿Acaso hay alguien, de todo humano conocido, que sea puro totalmente?
Siempre sostuviste que nadie es 100 por ciento bueno o malo ...siendo "bueno" y "malo" solamente 2 ejemplos de calificativos.

uh, pero eso lo sabe todo el mundo. Es que quizá cuesta aceptarlo. Y de vuelta: TODO CUESTA. La vida, es una maldita cuesta. Cuesta empezar, cuesta continuar, cuesta terminar.
Cuesta tanto cada pedacito de felicidad, que cuando llega nos cuesta disfrutarlo.
Es como el surfer que mientras busca la mejor ola de su vida, se pasa 50 años recorriendo el mundo, luchando contra toda adversidad, contra las distancias, contra el tiempo....y cuando llega ese día se para en la orilla del mar y duda. Su humanidad se revela cuando ve esa ola gigante, y el miedo le gana a las ganas. A los sueños.
Demasiada inmensidad asusta. Demasiada felicidad abruma. Y el surfer prefiere quedarse, resignarse y mezclarse con sus olitas pequeñas, sin espuma, sin esencia. Y aquél que nunca supo de mediocridades, se encierra en un castillo de arena, y deja escapar la ola.

¿Y entonces? Entonces saber qué se puede cambiar, qué se puede moldear, qué se puede mejorar y qué se debe comprender.
Saber que se puede. Siempre se puede.
Que a veces está buena la calma, por sobre tanta impulsividad y pasión.
Y que la búsqueda de cualquier tesoro tiene un precio: la responsabilidad.

¿Qué? ¿Acaso pensabas que todos están dispuestos a pagarlo?

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