martes, mayo 23, 2006

De un mundo

El mundo es como una silla donde un día te sentás a observar. Y van pasando. Pasa gente, animales, cosas. Algunas vuelan y otras se congelan. Alguno viene, te ocupa la silla y piensa que le sienta mejor. Otro comparte un pedacito de almohadón y te da un mate.
A veces te sentís con bronca y te sentás con bronca. Se rompe una pata y la pegás con plasticola. O salís a probar otras sillas y te roban la tuya. Y si te la devuelven pensás "claro! quién quiere mi mundo?".
De pronto viene alguien que quiere sentarse al lado, y la convierte en una hermosa silla de dos cuerpos.
Ahora la cuidás, le das brillo, la pintás, la decorás. Pero sigue siendo la misma...y no tiene rueditas.

Y siguen pasando.


Entonces te levantás y decís: "No importa, dale, caminemos".


El que tenga una canción tendrá tormenta,
el que tenga compañía, soledad,
el que siga buen camino tendrá sillas
peligrosas que lo inviten a parar.
Pero vale la canción buena tormenta
y la compañía vale soledad.
Siempre vale la agonía de la prisa,
aunque se llene de sillas la verdad.
(Silvio Rodriguez)


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