jueves, marzo 16, 2006

Dos de azúcar

Lo bueno de tener algo de qué quejarse, es la catarsis postergada.
Entonces, imaginemos que veo gotitas de lluvia en la ventana, y no tengo abrazos para abrigarme.
Preparo café y vuelvo.
Vuelvo atrás unos años, unos meses, unas horas.

Y un sorbito.

Qué rico el sabor de saber. De creer. De estar. De sentir. De cambiar.
Vuelvo adelante unos años, unos meses, unas horas.

Y pienso: ¿cómo será el tener, así, todos los días?
Ponele otra cucharadita, y contame.

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