Puntos

"Qué ironÃa"...pensó. De chiquito pescaba tantas oraciones arrojadas al vacÃo por la tÃa chismosa...tantos proverbios caseros proyectados por la vecina de al lado. Nunca los entendió. Jamás puso interés en ellas...ni en sus palabras...
"Tienes que buscar un Norte" repetÃa doña Marta, mientras borraba con violencia el maquillaje de la nena... "No pierdas el rumbo" decÃa tÃa Julia, y desconectaba el equipo de música del nene...
Ahora creÃa comprenderlo todo. Al fin estaba solo, sin tÃas refraneras ni vecinas histéricas. Estaba solo y en soledad, sin guÃa y sin mapa. No estaban más su perro ni su amigo. Se olvidó su guitarra y su pincel...y ese lápiz mágico para dibujar rostros en el agua...
AhÃ, a la deriva y en silencio...sólo con el tiempo, sostenÃa con fuerza el regalo del abuelo...con él seguro no perderÃa el rumbo, y siempre sabrÃa dónde está el Norte...
20 años después despertó...en medio del océano inmenso, embriagado de melancolÃa. Ahora sà entendÃa todo: tiró la preciada brújula por la borda, se deshizo de la mochila, las zapatillas y el reloj...y entonces remó con fuerza hacia la meta...
"Qué ironÃa"...pensó..."para llegar a la orilla sólo tenÃa que cerrar los ojos y dejarme llevar"...
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