Movimiento

Cómo un dÃa normal se puede transformar en una noche especial...
Una noche en un millón. De esas que no se olvidan, que no se imitan, ni se filman...
No habÃa humo, ni fuego, ni bocinas ni nubes. Ya no estaban los grillos ni las libélulas curiosas. No hacÃa frÃo, ni calor. No existÃa el miedo a morir esa noche. No recordaba tener sed, ni mucho menos dolor.
Esa noche no habÃan rayos ni centellas... Nadie necesitaba una foto, sólo los ojos serÃan testigos... El tiempo caprichoso no anuló la ansiedad, y los 20 minutos se disfrazaron de horas.
Esa noche no habÃa cielo ni tierra. Ni acá y allá... Y entonces la lluvia de estrellas nos unió en un suspiro...fugaz, pero eterno.
Cada estrella murió lentamente en mis pupilas. Cada una palpitaba agonizante, como queriendo ser parte del show celestial. Las estrellas invitadas seguÃan llegando, pero se escapaban apuradas por la esquinita del ojo derecho...más de 100, contamos...pero yo me hubiera conformado con una...y quizá podrÃa ver miles sin cansarme.
...Cómo regresar de una noche especial, al siguiente dÃa común de cada vida...Cómo mirar el cielo ahora, y no insistir en entender su movimiento...esa locura de reflejar luces pasadas siglos después, y que aún asà de viejita sea musa de tantas canciones y poemas...
...Cómo no necesitar un baño diario de estrellas azules, para rociar estas noches secas... quebradas... deshidratadas...
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