domingo, mayo 22, 2005

Las locaventuras de Doña Porota

2:30 de la mañana. Una joda bárbara. La noche comenzó con las típicas parejas de invitados a cenar que después de un par de copitas de tinto despotrican contra el gobierno, la situación social, la falta de trabajo, cromañón y cuanta cosa entre el la bolsa, y así hasta resucitar su clásico "antes era todo mejor, porque la educación...blablablablasarasarasarasa" . UFF!, hagamos un break, lavemos los trastos y movamos los trastes. (la noche está en pañales, amerita punchi punchi, enviemos un sms a la amiga...)
el vecino fue más inteligente y en lugar de punchi punchi, el depto suena a traca traca (pst! pidamosle la receta)

comienza el recorrido vejestoril: postre, café, estufita, sonidos setentosos, champagne, conversaciones pedorras que cuando empiezan a ponerse interesantes se empedorran nuevamente con algún comentario político, panzas llenas, repetición de café, tecito de boldo para la señora que se comió la vida...
Hora de introducir una pregunta chusmeta, frase ácida, historieta de brujas, humor negro, chiste verde, páginas amarillas o cualquier verdura apta para cambiar el clima. Estos experimentos comunicacionales resultan, ah sisi...

La noche se pone interesante cuando la señora se pone en pedo. (genial: como esperar la carrera de TC para ver quién se da un tortazo primero. El único atractivo de la interminable voltereta...)
Y después del tecito de menta para la "descompostura" que alegaba la sra. y el sms que no es respondido, me dispongo a apalear insomniazz y pataletas con catarsis posteril.

La triste cadena a seguir corresponde a domingo de vieja chota con bolsa de agua caliente y pantuflas de peluche...(alguien tiene un alikal?)

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