lunes, noviembre 29, 2004

To be continued...

Triste y difícil es terminar con las cosas. Me despierto y es el final de un sueño, sueño y es el fin de lo real. Olvidando termino con viejos dolores que respiraron mi aire, que ocuparon la piecita del fondo parasitando y paralizando. Perdonando termino con rencores, los envuelvo en papel de madera* y los dejo en la casa embrujada del parque. Y sí, qué peor lugar para un rencor que una casa abandonada (o terminada)...

Decidí que prefiero los comienzos. Comenzar el día sabiendo que hubo noches y que el ciclo vuelve a comenzar en un día. Empezar a caminar caminos por una paralela, que lleva a tantos infinitos encuentros con puentes que unen. Empezar a soñar sin despertar, o despertar y verme soñando, o soñar y verme despierta. Sí, en este sencillo punto empiezo a empezar.

*dentro de mi vasta papelera personal no existe el papel que no lo sea, por lo tanto, un término menos. ¿Termino con el término?. No, mejor empiezo a usar éste: "papel del color de la madera, que se usa para despachar rencores y tristezas".
Papel amarronado, para los amigos.

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